Una de las ramas más apasionantes de la economía es la conocida como teoría de juegos. En sí, por teoría de juegos entendemos el estudio preliminar de problemas de decisión multipersonales.
Uno de los ejemplos más conocidos es el de la aplicación de la teoría de juegos a las situaciones de oligopolio. En estas situaciones, cada empresa ha de tener en cuenta lo que harán las demás.
Más allá del campo de la organización industrial, la teoría de juegos es de aplicación también en microeconomía. Los conocidos como modelos de negociación y de subasta la utilizan.
La conocida como economía laboral, a un nivel de agregación intermedio, escoge la teoría de juegos para trabajar sobre el comportamiento organizacional y las decisiones a tomar por los principales actores, en forma de recursos humanos, del ecosistema empresa.
En el ámbito de la economía financiera, la ponderación de las acciones y la repercusión de estas sobre el mercado de factores hacen que se tenga que dilucidar la acción a tomar en función de un todo y no de un único punto de vista.
En definitiva, y para este nivel de agregación, estaríamos hablando de recursos que pugnan por una mejora en las condiciones laborales o de departamentos que pugnan por un número mayor de recursos.
Si avanzamos un paso más y a un nivel de agregación mayor, nos encontramos con la conocida como economía internacional, donde los diferentes países coluden con respecto a las decisiones relativas al comercio internacional y directamente relacionadas con su política exterior. También nos encontramos con la aplicación directa sobre la macroeconomía, donde la utilización de la teoría de juegos puede servir para analizar la aplicación de una determinada política monetaria ante el comportamiento estratégico de un gobierno y los agentes sociales involucrados en la determinación de los salarios y precios.