Durante los últimos meses, gracias a las buenas rentabilidades conseguidas por estos fondos y la vuelta a la industria de Francisco García Paramés, el Value Investing se ha popularizado entre los inversores españoles. Esto ha conllevado la aparición de nuevos vehículos de inversión basados en este estilo y el traslado de fondos desde otras opciones. Ante este fenómeno cabe preguntarse unas cuantas cuestiones:
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¿En que consiste en value investing?
El value investing basa su estrategia en encontrar empresas cuyo valor de cotización sea inferior al valor real de la empresa. A esta diferencia la denominó Benjamin Graham ‘margen de seguridad’. Este tipo de ineficiencias se dan porque la bolsa, al igual que la economía en general, no funciona mediante modelos matemáticos, sino que se basa en impulsos psicológicos.
Es decir, las cotizaciones de las empresas, lejos de moverse mediante reglas fijas, evolucionan en función del optimismo o pesimismo de los intervinientes. Esto provoca que se den situaciones en las que por un exacerbado pesimismo, el valor de cotización se encuentre por debajo de su valor real. En palabras de Javier Ruiz, gestor de Metagestión, pequeños cambios en los resultados de una empresa provocan grandes cambios en su cotización.
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¿Por qué se ha popularizado tanto en nuestro país?
El value investing no se podría entender en España sin Bestinver. Bestinver es la sociedad del grupo Acciona dedicada a la gestión de capitales. Fue la empresa líder en este estilo hasta el año 2015 con Francisco Garcia Paramés al frente, escoltado por Alvaro Guzmán de Lázaro y Fernando Bernad consiguiendo una rentabilidad anualizada de 15,7% frente al 7,8% del IGBM. Tras la marcha de Paramés, Alvaro y Fernando también decidieron irse y fundar AzValor, con la idea de que el propio Paramés también se integrara al acabar su periodo de no competencia. Sin embargo, este sorprendió creando su propia gestora, Cobas.
Paralelamente se han desarrollado otras gestoras y fondos que siguen esta filosofía, como Metagestión, Magallanes, Argos Capital, True Value… con la mayoría de ellos cosechando buenos resultados y batiendo a sus índices.
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¿Es este estilo tan maravilloso como parece?
Al igual que en cualquier otra estrategia de inversión, esta será más o menos válida en función de quien la ejecute. La proliferación de este tipo de fondos no es garantía de éxito per se, sino que debe ser el gestor quien la ejecute de la mejor manera. Para que el fondo obtenga buenas rentabilidades es imprescindible que la toma de decisiones esté respaldada por un buen conocimiento de los negocios en los que invierte, así como de su sector. No es posible detectar las ventajas competitivas, las barreras de entrada y la infravaloración de las empresas simplemente ojeando sus cuentas anuales. El equipo gestor debe hacer trabajo de campo: visitar la empresa para conocer sus entresijos e investigar a la competencia para conocer dicho mercado.
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¿A qué tipo de inversores va dirigido?
El value investing es uno de los estilos de inversión más conservadores. Frente a otras alternativas que tratan de predecir el ciclo (comprar empresas que estiman su precio va a subir), el value se basa en la compra de buenos negocios a precios por debajo de su valor. Dicho esto, si el análisis ha sido correcto, antes o después el precio convergerá con el valor, materializando así los beneficios de dicha apuesta.
Sin embargo, hay que tener en cuenta dos aspectos antes de lanzarnos a invertir en estos vehículos: en primer lugar, estos pueden dar rentabilidades negativas de manera temporal, ya que la convergencia hacia el valor no es inmediata, por lo que el inversor deberá ser paciente. En segundo lugar, no son el vehículo adecuado para aquellos inversores más arriesgados, ya que invierten sobre evidencias. Un fondo value todavía no invertiría en robótica o alta tecnología al ser sectores de potencial crecimiento.
En conclusión, durante los últimos años han proliferado varios fondos de este estilo de inversión apoyados por los buenos resultados. Esto hace que tengamos un mercado con más alternativas, donde la selección se convertirá en un proceso clave. Para cualquier inversor es recomendable contar con alguno de estos en cartera, en mayor porcentaje para inversores conservadores y en menor para inversores más arriesgados.