Este año 2016 se ha caracterizado por descensos fuertes en la bolsa. Tras las caídas de primeros de año y los retrocesos recientes a causa del brexit, la mayoría de las inversiones en bolsa, tanto directas como a través de instituciones de inversión colectiva, están en negativo. Sin embargo, aparecen algunos fondos de inversión que, con inversiones directas o indirectas en bolsa, arrojan rentabilidad positiva.
¿Cómo es esto posible?
Para poder ganar dinero cuando los índices decrecen en necesario invertir el proceso, es decir, vender primero y comprar después. Para realizar este tipo de operativa tenemos dos opciones: operar con acciones prestadas o utilizar derivados financieros.
La primera de estas opciones consiste en tomar acciones prestadas de otros inversores con la idea de venderlas al precio de mercado esperando poder comprarlas más baratas en el momento en que debamos devolvérselas a su propietario. El arrendatario de las acciones obtendrá como resultado la diferencia entre el precio de compra y de venta y el arrendador obtendrá un pago por el arrendamiento de dichos títulos.
La segunda operativa consiste en utilizar derivados financieros. Este tipo de productos se caracteriza por ser contratos entre dos partes con respecto a un activo conocido como activo subyacente. Dentro de los derivados financieros encontramos fundamentalmente dos:
1. Futuros financieros. Un contrato de futuros consiste en un acuerdo entre dos partes de intercambiar un bien en un momento futuro a un precio prefijado. Una de las partes se compromete a entregar el activo negociado mientras que la otra parte se compromete a pagar una cantidad de dinero acordada. Dado que este intercambio se hará en una fecha futura, no es necesario tener en cartera las acciones antes de venderlas sino que es perfectamente posible vender primero y comprar después.
Si el precio actual es mayor que el que esperamos dentro de dos meses, podremos comprometernos a vender x acciones a un precio fijado hoy y comprar dichas acciones más cerca de la fecha de vencimiento en las que el precio será menor. Así nuestro resultado será la diferencia del precio a las que acordamos la venta menos el precio de compra.
2. Opción financiera. Una opción financiera es un contrato en el que las dos partes tienen una posición diferente al de los futuros financieros. En primer lugar, el comprador de la opción tiene el derecho, que no la obligación, de comprar o vender un título en función de si la opción es Call (derecho de compra) o Put (derecho de venta) a un precio de ejercicio prefijado. Para obtener este derecho el comprador de la opción paga una prima. En cambio el vendedor de la opción tiene la obligación de comprar (Put) o vender (Call) la acción. Si el mercado está bajista existen dos posibilidades de poder obtener rentabilidades positivas:
– Comprar una opción Put: nos aseguramos el derecho a poder vender a un precio conocido. Si las bajadas que esperamos se dan podremos comprar al precio de mercado y vender al precio de ejercicio de la opción obteniendo como ganancia esa diferencia entre precios. Esta operativa será la más adecuada si esperamos grandes caídas y volatilidad.
– Vender una opción Call: en este caso asumimos la obligación de comprar si la contraparte decide ejecutar su derecho. Si el mercado es bajista o estable la opción no será ejecutada. Por lo que nuestra ganancia será la prima cobrada. Esta operativa es adecuada cuando la volatilidad no es muy alta.
Estos tipos de operativa de inversión se pueden implementar de manera individual, directa, o bien a través de instituciones de inversión colectiva, como fondos de inversión, ETF’s o SICAVS. Esta última, especialmente, hace que este tipo de inversión, más compleja, pueda llegar a los inversores más pequeños pudiendo estos obtener beneficios cuando los mercados no acompañan.