La propiedad intelectual: puntos a favor
La propiedad intelectual se compone de varias figuras cuyo fin es proteger las ideas desarrolladas por las empresas en su sector de investigación industrial. En España, por la Ley del 26/03/1986, actualizada el pasado 27 de Julio de 2015 pero sin vigencia aun, se reconocen dos categorías de títulos que otorgan esta propiedad: las patentes de invención (10-20 años de duración) y los modelos de utilidad (10 años). En otros países, además, hay otras como las patentes de introducción.
La teoría económica neoclásica fue la encargada de reconocer tal importancia, creando la figura de la patente en el Siglo XVII en Inglaterra. Una patente es una licencia que el Estado otorga a una empresa por haber invertido en el desarrollo de una nueva idea y haber conseguido unos resultados totalmente innovadores sobre la misma.
En un contexto de competencia perfecta, este título, por el mero hecho de existir, supone la aparición de un incentivo a invertir en I+D+i por parte de las sociedades a nivel interno (a la vez que se consigue un desarrollo industrial) ya que saben que esa inversión, ese esfuerzo, se va a ver recompensado en un futuro si consiguen el resultado buscado. Una vez la idea es patentada, la firma que la ha recibido, se hace más fuerte frente al resto de competidoras. A nivel empresarial supone, por lo tanto, una gran motivación para seguir investigando y desarrollando nuevas técnicas: existe una figura en el derecho mercantil que las protege de la fuerte competencia que hay en los mercados competitivos. Pongamos por ejemplo, el tan sonado caso del medicamento para curar la Hepatitis C. Después de muchos años de estudios y de inversión para descubrir nuevos compuestos que sean efectivos y aplicables a todos los sujetos afectados, la empresa ha decidido lanzar su medicamento. Y sabe que todo ese esfuerzo e inversión económica realizada no ha sido en vano, ya que le corresponde la licencia que le va a permitir recuperar la cuantía de la inversión realizada sin que el resto de empresas supongan un problema.
El punto base de su existencia es, sin duda, el incentivo que supone para que las empresas investigadoras decidan seguir haciéndolo de un modo cada vez más eficiente, favoreciendo la innovación y mejora tecnológica a nivel global. Es claro ver, que sin un sistema de patentes muchas firmas dedicadas a la investigación no seguirían dedicándose a ello pero…
¿Qué pasaría si todo el esfuerzo (intelectual e incluso físico) de años, por conseguir desarrollar una nueva idea se viera repartido entre el resto de empresas del sector sin una recompensa? Nadie tendría incentivos para invertir en ningún proyecto cuando, siendo ella la sociedad que ha puesto el tiempo y el dinero para profundizar en un campo de estudio poco estudiado o en uno nuevo al completo, el resto se va a beneficiar de los resultados sin haber sido contribuyentes en el proyecto, ni con capital monetario ni con capital humano.
¿Supone esto una situación inmoral desde el punto de vista de los participantes en el mercado?
No, la existencia de la patente es el apoyo que precisan para que el mercado siga siendo competitivo y no colapse en un mercado oligopolístico o monopolístico. Expliquemos esto más detenidamente. Si las empresas operasen (que lo hacen) en mercados perfectamente competitivos y no se concedieran patentes a las innovaciones, muchas de ellas, por falta de incentivos, se irían del mercado. La razón es simple: la posibilidad de madurar es escasa por la fuerte competencia. Además, aunque descubrieran un nuevo producto que les procurase unos beneficios, no lo iban a poder explotar para obtener la cuantía que les permita recuperar la inversión realizada, ya que para que el mercado competitivo de ese producto se mantenga, la nueva idea debe ser explotada también por el resto. Cada vez quedarían menos empresas en el sector hasta el punto en el que únicamente quedasen unas cuantas (mercado oligopolístico) o una (monopolio), con lo que conlleva eso. Los precios aumentarían cuantiosamente porque es la empresa la que los pone.
¿No es ilegal una situación de monopolio natural?
Sí, el Estado debería intervenir para regularla, pero se volvería a una situación de competencia perfecta o cercana a ella, repitiéndose la jugada y desembocando en el mismo resultado. La concesión de la patente otorga, una situación de monopolio a la empresa que la recibe (no cambia la situación del mercado, que sigue siendo competitivo, tan sólo varía para el nuevo producto que es comercializado en un contexto monopólico), pero protege al mercado competitivo de un final indeseable para las empresas y la sociedad. ¿Son elevados los precios de los nuevos productos cuando se lanzan al mercado? Lo son, pero no son todo lo elevados que podrían ser si estuviéramos en una situación de monopolio. Con la concesión de la patente, lo que se evita es que la empresa que desarrolla el producto tenga que recuperar lo invertido demasiado pronto y por ello ponga unos precios desorbitados. Puede recuperar la inversión en 10 ó 20 años.
¿Qué una empresa reciba un privilegio por haber desarrollado una nueva idea es injusto para las demás empresas? No lo es, las demás empresas están en igualdad de condiciones. El resto de empresas no se ven desestimadas por no haber descubierto la idea, ellas pueden descubrir otras. Hay que proteger a la empresa de la feroz competencia del mercado competitivo y hay que alimentar al propio mercado competitivo con incentivos De esta manera conseguimos que haya competencia dejando que los beneficios sean perfectamente posibles de conseguir para la que ha conseguido descubrir el producto innovador.