El fondo de maniobra: un dato clave en el análisis bancario
Cuando una empresa acude a una entidad bancaria con el fin de obtener financiación, necesitará aportar diversa información con el fin de que el banco pueda tomar una decisión respecto a la autorización o no de esa operación.
La información necesaria será, fundamentalmente, la de los estados contables correspondientes a los ejercicios más recientes de la activad del solicitante: balance y pérdidas y ganancias, así como, en algunos casos, las declaraciones de los principales impuestos: I.V.A., impuesto de sociedades, I.R.P.F., etc.
La entidad financiera, por su parte, realizará una serie de comprobaciones sobre algunos indicadores, como la situación de endeudamiento, los datos del R.A.I., la evolución del índice de impagados respecto a las ventas, evolución de los plazos medios de giro, etc.
No obstante, uno de los indicadores más importantes para este análisis, y en el que vamos a centrar este artículo, es el denominado capital circulante. Este ratio, que coincide en cuantía con el fondo de maniobra (aunque conceptualmente son distintos), recoge la diferencia monetaria entre el activo corriente y el pasivo corriente de la empresa. Esta denominación permite dos interpretaciones distintas, y a su vez, dos tipos de análisis o tratamiento, que describimos a continuación:
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Capital circulante o fondo de maniobra espontáneo: en este caso, en el pasivo corriente, no incluimos la deuda bancaria a corto plazo. En realidad, es la parte del activo corriente no financiada por los proveedores o acreedores operativos, cuya deuda no puede considerarse negociada de forma expresa, por eso se dice que son recursos espontáneos, o generados por el propio funcionamiento de la empresa. En este caso nos podemos encontrar con dos situaciones:
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Si solo se dispone información correspondiente a un solo ejercicio, el fondo de maniobra espontáneo deberá ser, en general, holgadamente positivo, para demostrar una adecuada autonomía financiera.
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Cuando se disponga información correspondiente a dos o más ejercicios, deberá obtenerse la relación de este indicador respecto a las ventas, y observar su evolución. Lo ideal es que esta relación permanezca constante durante esos ejercicios analizados ya que, si aumenta significativamente, puede deberse a una disminución de las ventas o a un deterioro del cobro de las mismas, lo cual puede conducir a problemas de liquidez. En el caso de que ese fondo de maniobra espontáneo disminuya durante esos ejercicios analizados, deberá estudiarse la evolución de la relación del mismo con la cifra anual de ventas, y será necesario efectuar un análisis de la tesorería de la firma.
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En este apartado, hay que resaltar que nos podemos encontrar con empresas, principalmente las grandes superficies del sector de la alimentación, que presentan en sus balances fondos de maniobra espontáneos negativos, ya que aumentan el saldo de sus proveedores, alargando la forma de pago, y de esta forma incrementan ese tipo de financiación “espontánea”, reduciendo la que denominamos “negociada”. En principio, este hecho es positivo para la liquidez, pero será necesario tener en cuenta otra serie de ratios habituales en el análisis empresarial.
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Capital circulante o fondo de maniobra real: en este caso, incluimos en el pasivo corriente la cuantía correspondiente a la deuda bancaria a corto plazo. El análisis que se ha de practicar es el siguiente:
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Si el fondo de maniobra real permanece estable, y con valor suficientemente positivo, la situación puede considerarse normal.
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Si el fondo de maniobra real aumenta significativamente, deberá estudiarse la evolución de la relación del mismo con la cifra anual de ventas, y ver si existe o no un crecimiento desproporcionado en relación a las mismas.
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Si el fondo de maniobra real es en sí reducido o disminuye bastante durante los ejercicios analizados, la firma estaría en peligro potencial de suspensión de pagos, lo que constituye una señal de alerta a la hora de conceder créditos.
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Todos esto datos se deben complementar con el análisis de la relación entre el activo corriente y el pasivo corriente, ya que si una empresa tiene un porcentaje elevado de pasivo a corto plazo, respecto al activo corriente que debe financiar, y si, además, existe un peso elevado de financiación con coste, podríamos apostar, sin temor a equivocarnos, que aparecerán problemas de liquidez.