La cultura financiera es el conocimiento necesario para la toma de decisiones eficientes relacionadas con la economía. Todos queremos llevar a cabo las acciones que más beneficien a nuestro patrimonio. Sin embargo, a la gran variedad y complejidad de productos bancarios, se le une un vocabulario propio que no todos controlamos a pesar de afectarnos en nuestra vida diaria.
Desde SoyEconomista queremos ayudaros a tomar las mejores decisiones para vuestra economía y, por ello, comenzaremos por el producto bancario por excelencia: la cuenta bancaria. La base de cualquier otro que queramos contratar, así como un centro de pagos para gran parte de nuestras gestiones diarias extrabancarias. Y que todo el mundo conoce.
Dentro del concepto de cuenta bancaria encontramos dos tipos: la cuenta corriente y la cuenta remunerada. Conocer la diferencia entre ambas es muy importante para poder realizar una buena gestión de nuestras finanzas personales. Características y diferencias:
– La cuenta corriente, también conocida como «dinero al día», es el instrumento bancario que utilizamos para hacer ingresos o efectuar pagos directamente y disponer del dinero en metálico de forma inmediata. Es la base de nuestras posiciones en el banco, a partir de las que canalizamos nuestro dinero hacia vehículos de inversión o recibimos los préstamos concedidos. Tradicionalmente, los apuntes de los movimientos de estas cuentas se recogían en la cartilla de la cuenta, y el mantenimiento de ésta suponía el abono de comisiones de mantenimiento. Actualmente, el soporte de estas cuentas es electrónico. Además, en el entorno de tipos de interés cero y con los depósitos bancarios en mínimos, los bancos ofrecen cuentas sin comisiones a cambio de la domiciliación de la nómina, de recibos y el uso de tarjetas. Ejemplo de esto es el programa «Adiós Comisiones» de BBVA.
– La cuenta remunerada es aquella que ofrece disponibilidad inmediata del dinero y una remuneración a los saldos. El tipo de interés, por lo general, será bajo, ya que la liquidez es muy alta. A cambio, esta cuenta no permite el cargo de tarjetas y otros recibos, ni la domiciliación de haberes. A modo de ejemplo podemos mencionar la E-cuenta de Openbank o la cuent@.com de Ibercaja, que ofrecen un 0,3% y un 0,10% de rentabilidad respectivamente. Es un buen vehículo para guardar ese dinero que no invertimos a mayor plazo o mayor riesgo para cubrir posibles contingencias, como puede ser la avería de un automóvil.
No obstante, hay que destacar que algunas entidades se han lanzado en los últimos años a ofrecer híbridos de estas dos, es decir: cuentas corrientes que ofrecen rentabilidad por los saldos. Un ejemplo de ello lo encontramos en la Cuenta 1,2,3 del Banco Santander, que nos permite realizar ingresos y pagos, asociar tarjetas y, a su vez, remunera los saldos hasta con un 3% (con un máximo de 15.000 euros).
A modo resumen, cada una de las cuentas se ajusta y adecúa a las diferentes necesidades y preferencias del cliente. Si eres una persona que quiere tener todo su dinero disponible en todo momento, entonces puede que lo que más te interese sea abrir una cuenta corriente en tu banco más cercano; por el contrario, si prefieres tener una parte de tu dinero accesible y líquido, pero al resto le quieres sacar una mayor rentabilidad, sabiendo que no te va a hacer falta, entonces abrir una cuenta remunerada es una opción a tener en cuenta.
Sea como fuere esperamos que esta breve aproximación a estos dos tipos de cuentas bancarias os haya resultado de ayuda o, al menos, interesante. Si cualquier concepto no te ha quedado claro, no dudéis en poneros en contacto con nosotros, estaremos encantados de ayudaros.