A raíz del sí en la consulta británica para el abandono de la Unión Europea, el pasado mes de junio, la economía se verá afectada de diversas maneras. La primera de las consecuencias será la volatilidad del valor de la libra, algo que desde el primer momento se puede observar. Otra de las consecuencias es la confusión en la economía a nivel global debido a que el comercio y el traslado de capitales a día de hoy es algo que forma parte del día a día.
En el proceso de ruptura del Reino Unido con la Unión Europea se plantean tres diferentes escenarios de cara al comercio internacional pues la nueva situación conlleva renegociar diferentes términos muy importantes en el comercio entre naciones como pueden ser los aranceles.
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El primer escenario que se plantea es el de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En ausencia de otro acuerdo y al formar parte de la misma, el intercambio de mercancías entre GB y el resto de países se vería regulado por las directrices que expone la OMC con el consiguiente aumento de tasas para una gran mayoría de artículos que ahora no las tienen.
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El segundo escenario posible es una relación como la que Suiza mantiene con la UE en la que la mayor parte de los productos se encuentran bajo un régimen de Tax Free mientras que otros sí tienen que soportar aranceles. En este caso todo se vería reducido a las negociaciones llevadas a cabo entre ambas partes.
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Y en tercer lugar nos planteamos un escenario dónde el modelo a seguir sería el noruego. Este parece ser el que más agrada a los partidarios del brexit ya que se beneficiarían de las 4 grandes libertades de la UE como son la libre circulación de personas, capitales, servicios y mercancías. Y como único punto negativo estarían obligados a ser fieles a la legislación de la UE sin poder ser partícipes en las decisiones (tendrían que participar del presupuesto comunitario).
Esta parece su mejor opción con el contrapunto de que los británicos no parecen estar muy conformes con la inmigración algo que deberían negociar con los países miembros en conjunto puesto que no se permite hacer negociación país por país.
En resumen a lo anteriormente expuesto, sea el marco que sea, lo verdaderamente importante es que al final los que sufrirán el brexit son los consumidores finales pues el aumento de impuestos y tasas a la exportación e importación repercutirán en el precio final de los productos introducidos mediante comercio entre naciones.