A pesar de los esfuerzos llevados a cabo por el Banco Central Europeo (BCE) para lograr establecer la inflación en un mínimo del 2%, no se han conseguido establecer los resultados esperados.
La inflación, que se había instalado en una inusual moderación tanto en Europa como en Estados Unidos, ha perdido su auge a pesar de los años de recuperación económica y de creación de empleo, y de las políticas de tipos de interés bajos y liquidez abundante adoptadas por los principales Bancos Centrales.
Durante el pasado mes de mayo, la inflación interanual en España se situó en el 0,8%, siete décimas inferior de la que hubo durante el mes de abril.
Además del BCE, la Reserva Federal (FED) se reunió a principios de este mes en Chicago con el objetivo de revisar su estrategia. Durante su intervención, Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal, señaló los retos que representa en estos momentos la anodina inflación que no termina de estabilizarse en la meta del 2%. Todo ello pese a que la economía creció un 3,1% en el primer trimestre y la tasa de paro toca mínimos en casi medio siglo. Powell reconoció que la inflación persistentemente baja podría llevar a una «deriva descendente difícil de detener”.
En conclusión, el temor de ambas entidades es que esta situación derive en una situación como la vivida en Japón que combinaba deflación y recesión económica. las ultimas medidas tomadas por los dos bancos centrales más importantes del mundo están teniendo un escaso efecto en el corto plazo. El aumento de la masa monetaria mediante diversas medidas no está consiguiendo elevar la tasa de inflación hasta el 2% deseado por ambas entidades.