Los españoles estamos condenados a ser más pobres que los países de nuestro entorno, no porque trabajemos menos o peor, sino porque invertimos peor. Los motivos: compramos muchas casas, no somos previsores y no comparamos opciones. Así lo advierte Beltrán de la Lastra, presidente de Bestinver, en la presentación del primer observatorio Bestinver-Iese sobre el ahorro y las inversiones de los españoles. Pasamos a resumirles las principales conclusiones de dicho estudio.
En primer lugar, aunque la oferta de productos financieros ha aumentado, no ha sido así la elección de los inversores. Estos centran su patrimonio en bienes inmuebles y en productos financieros. Un 87% de los encuestados tienen una combinación de ambos.
En segundo lugar, la digitalización tampoco ha supuesto gran cambio en los hábitos de los inversores. El canal bancario tradicional sigue siendo la principal vía de contratación. La transformación digital no ha cambiado los productos en los que se invierte ni ha reducido el número de visitas a las oficinas. Un 86% de los inversores contrata en entidades bancarias. Lo que sí ha cambiado es el seguimiento de la inversión, que se da por medios digitales.
En tercer lugar, un 78% de los encuestados consideran que la pensión de jubilación no será suficiente. El inversor español medio comienza a preocuparse por la jubilación a los 54 años. Aquellas personas de esta edad con índices socioeconómicos altos son quienes contratan más planes de pensiones o seguros de ahorro.
En cuarto lugar, uno de cada tres inversores no analiza diferentes propuestas de inversión, sino que se ciñe a la oferta de las entidades bancarias. La mayor parte de ellos consideran que seguridad y rentabilidad están reñidas. Sorprende que el inversor medio español se considera bien formado y no se deja asesorar, aunque en realidad no está muy familiarizado con los productos financieros.
En conclusión, gestionamos nuestro dinero como hace décadas, sin pararnos a pensar dos veces en las opciones que tenemos a nuestra disposición o en buscar alternativas. El principal canal de contratación continúa siendo el banco y los depósitos de bajo rendimiento persisten como productos ‘estrella’. Una foto casi idéntica a la de hace 30 años. Y a pesar de la percepción generalizada de que la pensión no será suficiente, comenzamos a ahorrar tarde y no nos dejamos asesorar a la hora de invertir.