Apenas faltan unos días para que los españoles estemos convocados de nuevo ante las urnas y elijamos a nuestros representantes en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Tras la legislatura más corta de la historia, en la que los partidos no fueron capaces de ponerse de acuerdo para formar un gobierno, estas nuevas elecciones pueden suponer una nueva oportunidad de llegar a un acuerdo o pueden corroborar lo demostrado en la anterior legislatura: la dificultad para conformar una alianza entre las principales fuerzas políticas del país.
Se prevé que la composición del nuevo parlamento no difiera mucho del que salió el 20 de diciembre: un parlamento muy fragmentado con 4 fuerzas mayoritarias y un grupo de fuerzas minoritarias. Sin embargo, independientemente de que gobierne un partido u otro (o haya terceras elecciones), por el mero hecho de que el 26 de junio se elige un nuevo parlamento se van a dar una serie de situaciones en el campo económico que conviene tener en cuenta.
Efectos económicos derivados de la incertidumbre política española
La primera consecuencia que se deriva de esta fragmentación e incertidumbre es la reducción de la inversión extranjera directa. La duda actúa como obstáculo a la inversión (sobre todo si esta es cuantiosa), ya que el riesgo de que se produzcan cambios legislativos que perjudiquen a los inversores hace que estos se lo piensen dos veces (o esperen a que haya un nuevo gobierno) para tomar su decisión sobre si invertir o no. Hay que remarcar que lo que espanta a la inversión no es la ausencia actual de gobierno, sino la inseguridad de no saber quién conformará el futuro gobierno y cuáles serán sus políticas.
Un segundo efecto es la salida de capitales del país. Si España se presenta como un territorio de inestabilidad política, los ahorradores e inversores puede optar por colocar su capital en otros países donde esta inestabilidad sea menor. Es decir, se produciría un efecto de sustitución desde las compañías españolas a favor de las del resto de países desarrollados. La consecuencia directa es una bajada de la bolsa española y una disminución de los precios de la renta fija, tanto privada como pública (aumento del tipo de interés a pagar por financiarse). Aunque el efecto en esta última sería más limitado por la política ultra laxa del Banco Central Europeo (BCE).
Sin embargo, estos efectos quedan limitados en la práctica gracias a que las diferencias ideológicas entre los partidos con posibilidades de ganar las elecciones son mínimas. Si atendemos a su programa electoral, es cierto que Unidos Podemos puede tener un matiz más leninista y Ciudadanos tiene un perfil más socio liberal, dejando a PP y PSOE como partidos prácticamente iguales en cuanto a programa se refiere. Los cuatro comparten ideas en torno a grandes cuestiones como la sanidad o la educación. Si la incertidumbre ha crecido frente a la de elecciones pasadas es porque la irrupción de Podemos y Ciudadanos ha abierto un poco más el espectro ideológico (secesionismo y forma de estado, por ejemplo). Sin embargo, a medida que han pasado los meses, ambos partidos en su deseo de obtener los máximos diputados posibles han tendido hacia el votante mediano.
La conclusión es: tras el 26J se van a dar los siguientes efectos económicos: reducción de la inversión extranjera directa y salida de capitales del país. Sin embargo, la intensidad con la que se van a dar será baja, gracias a que la incertidumbre se reduce cuando las diferencias ideológicas entre los postulantes a la Moncloa disminuyen.