¿Hay alguna alternativa a nuestro sistema de pensiones actual?
Como ya comentaba en un artículo anterior, ¿cuál es el futuro del sistema de pensiones actual?, si se mantienen las proporciones actuales para el año 2064 España se encontrará en graves problemas para hacer frente al pago de las pensiones.
Dada la siguiente ecuación que ya comentamos con anterioridad…
España tendría 3 posibles soluciones, a saber, (i) un incremento de los ingresos de la Seguridad Social, (ii) una bajada de los gastos en pensiones, o bien (iii) un cambio en el modelo de pensiones.
1. Para aumentar los ingresos que permitan mantener el sistema de reparto actual, todo pasa por aumentar los salarios en nuestro país y aumentar el nivel de empleo. Aunque esto último es complicado teniendo en cuenta el límite de población entre los 16 y 66 años que habrá en las próximas décadas. Probablemente se deba retrasar, de nuevo, la edad de jubilación para que haya un mayor número de cotizantes. Pero para que sea efectivo todo esto debemos cambiar nuestro mercado laboral y caminar hacia una mayor flexibilidad que permita aumentar la creación de empleo.
Los salarios deben incrementarse a través de una mayor productividad —gracias a una superior capitalización de nuestra economía—. También se podrían ver incrementados los ingresos a través de subidas en otros impuestos. Por lo que las cotizaciones a la Seguridad Social no serían el único recurso a través del cual se sufragaran las pensiones.
Deberíamos abandonar la concepción de seguro que tienen actualmente y aceptar que se tratan de un impuesto al trabajo. Algo que podría ser poco aceptado por las personas que perciben rentas del trabajo y que ven como la cantidad de impuestos pagados en un año constituyen 180 días de salario: trabajan medio año para el Estado e incrementar los niveles impositivos de otros impuestos puede ser contraproducente para la generación de empleo.
2. Por el lado de los gastos, al aumento de la edad de jubilación comentado en el párrafo anterior, se debería caminar hacia una congelación de la cantidad percibida por pensión. Por ejemplo, a través de un aumento en la cantidad de años cotizados para el cálculo de la pensión.
3. A todas luces, la idea de mantener el sistema de pensiones parece caduco, dada la demografía que presenta en el futuro más inmediato España. Además, tengamos en cuenta que las posibles soluciones que se han comentado anteriormente podrían dar como resultado una desigualdad creciente entre trabajadores y pensionistas. Si la relación de trabajador por pensionista es de 2 a 1 y se reduce de 1 a 1, tan solo para mantener el nivel de pensiones, los salarios deberían incrementarse el doble. Es decir, asistiríamos a una congelación de las pensiones frente a unos salarios crecientes.
Además, alcanzar una tasa de paro cercana al 0% es poco probable y más en nuestro país en donde en épocas de la burbuja económica alcanzamos nuestro tope del 8%. Asimismo, a día de hoy no existe un respaldo mayoritario por parte de la sociedad de caminar hacía una flexibilización del mercado laboral que nos permita acercarnos a tasas de paro como la de otros países de Europa. Muestra de ello es el rechazo a las últimas reformas laborales aprobadas por PSOE y PP que de manera tímida trataban de liberalizar el mercado laboral.
En definitiva, el sistema de pensiones actual parece que es poco probable que sobreviva. Incluso tratando de hacer reformas las soluciones no garantizan un nivel de vida digno ni para cotizantes ni para pensionistas. Se debe hacer una gran reflexión sobre la posibilidad de sustituir el actual sistema por otro de capitalización para que realmente los trabajadores cobren una pensión según el trabajo realizado; convirtiéndose las cotizaciones en el pago de un seguro para la vejez y no de un impuesto sobre el trabajo, como tenemos a día de hoy.
Debemos ser conscientes de la gravedad de este asunto. Y aunque los políticos, debido a que las soluciones difíciles suelen tener un coste electoral elevado, no tomen la iniciativa, debe ser la sociedad civil la que reclame una verdadera alternativa que garantice el nivel de vida y prosperidad de trabajadores y pensionistas. Una alternativa que quizás solo sea posible a través de la individualización de la hucha de las pensiones.